Toc, toc...

...deshollinando la habitación del "olvido" (aun que luego me contradiga), ya que las habitaciones de los enredos en las cuales apilamos cosas sin medida, el día que dices de entrar a ordenar un poco esa debacle, se puede convertir en una tarde entrañable donde los recuerdos van pasando y saltando en el espacio/tiempo con una facilidad pasmosa.

Entre los recuerdos se encuentran pequeños tesoros que no sabría situar exactamente en una fecha concreta... pero que dan una nostalgia brutal. Entre el caramelo Sogur(escrito fonéticamente), la moneda de cinco duros con el agujero en el centro, cromos de las primeras colecciones que complete, consolas que el paso del tiempo no les afecta y otras miles de cosas, pero lo que más me ha chocado encontrar ha sido una cantidad de llaves sueltas o en manojos, que cualquiera que las viera pensaría que media ciudad es mía.
Justo cuando las iba a condenar a la bolsa de basura, me ha venido un pensamiento o reflexión a la cabeza, difícil de expresar, como un sentimiento de que esas llaves en su día me facilitaron la vida al no dejarme pasar frío en la calle o simplemente me dieron la oportunidad de descubrir algo nuevo, no sé, al final las he cogido todas… las he juntado en un mismo manojo, y las he vuelto a guardar, con la tranquilidad de que durante mi vida, siempre he podido ir abriendo puertas y que esas puertas seguirán abiertas ya que aun tengo en mi poder esa llave que me siga dando la opción de pasar... no sé, seguramente será una tontería, pero me pareció agradable la sensación de seguir teniéndolas conmigo.

Por cierto, también encontré un playmobil... y un mensaje de amor adolescente. Pero esto es ya... otra historia…